Perú sufrió más de 11.5 mil millones de intentos de ciberataques en 2021

   
   
Cada vez es más común escuchar, en el entorno empresarial, sobre la importancia de la ciberseguridad. Sin embargo, es usual para muchas empresas el asumir que, por no encontrarse en sectores como banca, minería o trabajando con data sensible, no son un blanco vulnerable para los ciberdelincuentes. Esto, según indican los especialistas, es una de las principales razones por las que más empresas son atacadas.
Un reciente estudio de Fortinet revela que Perú sufrió más de 11.5 mil millones de intentos de ciberataques en el 2021. Esta cifra equivale a 32 millones de intentos de ataques cibernéticos al día o 1.3 millones cada hora, en promedio.
Así lo indica el informe FortiGuard Labs 2021 en América Latina y el Caribe, el cual registra más de 289 mil millones de amenazas cibernéticas, 600% más a lo registrado en el 2020.
Los países de Latinoamérica más afectados por ataques cibernéticos en 2021 fueron, en orden según su volumen: México (156 mil millones), Brasil (88.5 millones), Perú (11.5 mil millones) y Colombia (11.2 mil millones).

“La pandemia aceleró la adopción digital, pero también aumentaron los ciberataques, por lo que proteger la información ante los riesgos resulta prioritario.» mencionó Roberto Igei, Product Manager de Seguridad de Movistar Empresas.
“El incremento en volumen, sofisticación y efectividad de las ciberamenazas durante el 2021 ha sido notable, por lo que las organizaciones en la región deben estar mejor preparadas con un enfoque de seguridad integral y automatizado para prevenir, detectar y mitigar estos riesgos que están poniendo en juego la integridad de sus operaciones”, explica Arturo Torres, estratega de ciberseguridad de FortiGuard Labs de Fortinet para América Latina y el Caribe.

El trabajo remoto como puerta de entrada

Muchas de las amenazas a la ciberseguridad corporativa reportadas durante el 2021 están estrechamente relacionadas con el aumento del trabajo remoto. En el segundo semestre se detectó un aumento considerable en el uso de técnicas de escaneo masivo en América Latina y el Caribe, lo que permite a un ciberatacante identificar vulnerabilidades, recopilar información de brechas en sistemas vulnerables y realizar así la selección de sus objetivos en función de sus hallazgos.
También se detectó una gran cantidad de ataques relacionados con ejecución remota de código en dispositivos conectados a internet, como cámaras, micrófonos y enrutadores domésticos, lo que permite al atacante tomar el control de sistemas empresariales vulnerables.
En este sentido, la campaña botnet Mirai (red de equipos infectados con virus y otras amenazas) sigue siendo la que registra mayor actividad en todos los países de América Latina y el Caribe. Mirai es una ciberamenaza enfocada en dispositivos IoT, que hace que los dispositivos infectados se unan a una red de botnets usados para ataques de DDoS.
Por su parte, Perú, Argentina, Chile, México, y Panamá han sido objeto de distribuciones de malware y troyanos centradas en aplicaciones de Microsoft Office, usualmente utilizadas para trabajo y educación a distancia.

Ingeniería social y el uso de la pandemia como engaño

La distribución de malware a través de publicidad engañosa, sitios web maliciosos y campañas de correo electrónico de phishing sigue siendo la técnica de engaño más utilizada por los ciberdelincuentes. Una vez infectados los dispositivos de las víctimas, los atacantes pueden apoderarse de ellos y usarlos para cometer delitos cibernéticos, como el robo de credenciales y ataques de denegación de servicio distribuido.
“Seguimos viendo que la concientización y capacitación de los usuarios es fundamental para prevenir ataques, especialmente aquellos que utilizan la ingeniería social para engañar a las personas”, agrega Torres. “En un modelo de trabajo desde cualquier lugar como el actual, donde muchas personas usan dispositivos personales y conexiones domiciliarias o públicas con escasa protección, los delincuentes continuarán explotando estos entornos y buscando recursos vulnerables para acceder a las redes corporativas. Aquí es donde el enfoque de confianza cero para controlar el acceso y supervisar la actividad dentro de la red cobra mayor sentido”.

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